Someday, someday...

ayer fui partícipe de un encuentro cercano del tercer tipo.Y fui testigo de una de esas miradas, tan profundas, y que te desnudan el alma. De esas que dicen 'nunca sabes lo que tienes hasta que lo ves perdido'.

Capitalist Bullshit

Ayer fui partícipe de una de las charlas más capitalistas que he escuchado. ¿Recuerdan aquel discurso consumista que daba inicio a aquella aclamada cinta de Danny Boyle? Choose life. Choose a job. Choose a career. Choose a family. Choose a fucking big television, Choose washing machines, cars, compact disc players, and electrical tin can openers. Choose good health, low cholesterol and dental insurance (...) Una visión en la que cada uno de nosotros era un producto, visión que, por supuesto, me rehúso a compartir. Productos que consumen, no porque algo les guste, sino porque ese algo está hecho para ellos, para mejorar su imagen, para venderse mejor. Algo así como 'Pimp myself'. Estoy consciente que dentro de este mundo capitalista somos partícipes de una falsa libertad, aquella en la que de entre 40 latas distintas de sopa puedes 'elegir' la que más te guste. Sin embargo, es justo esa palabra la que encierra todo el misterio: Elegir. Todo el tiempo tenemos que elegir. Pero ¿que sería de la vida sin decisiones? Sean estas sobre shampoos, sabores de café, colores de vestidos, casas... No, no soy un producto. Todo lo que hago lo hago por y para mí. Y punto. Y si nadie me compra... mejor para mí. Seré la última lata del estante que conservó el sabor original.

Tropecé de nuevo con la misma piedra. Y otra vez. Y otra vez.

de esas veces que tus errores tienen nombre y apellido.

Odio la sola idea de romperle el corazón a alguien. Pero bueno, supongo que es una especie de ciclo sin fin.